Del confort a tu propósito
En tu vida existe un campo dividido en dos: lo conocido y lo desconocido. El primero, se caracteriza por la familiaridad que tienes contigo y tu entorno, es decir, tus rutinas y tus hábitos. El segundo campo es lo desconocido, este lugar puede estar lleno de dudas, de miedos y de incertidumbre.
Déjame decirte que no tienes por qué temer cuando no estás contento con los resultados que has obtenido. Llegas a un punto en el que es necesario dar el salto a lo nuevo, seguir tus sueños y hacer lo que te apasiona.
Sumergirte en las aguas del “no sé qué pasará” suena aterrador cuando no sabes por dónde empezar; en este punto, te recomiendo analizarte desde lo más profundo de tu ser y preguntarte: ¿Qué es lo que me apasiona hacer y cómo puedo contribuir a un mundo mejor? ¿Qué camino debo seguir para llegar a los resultados que quiero? ¿A quién puedo apoyar con mis logros? ¿Qué no me gusta? ¿Qué estoy dispuesto a hacer por lograr ese sueño?
Una vez que has contestado a estas interrogantes, llega el momento de definir tus habilidades, tus fortalezas y debilidades; conocerás un poco más de ti mismo y te darás cuenta de que tu propósito es la energía que te dará la fuerza para hacer lo que sea necesario.
Te pongo el ejemplo: una mujer decidió entrar a un negocio sin saber ABSOLUTAMENTE NADA y siendo introvertida; le preocupaba tener que vender, pero descubrió que el trabajo real no era la venta del producto, sino ayudar a las personas a descubrir su potencial, a definir sus sueños, a cambiar sus malos hábitos y sustituirlos por los buenos, como la lectura y la asociación con personas emprendedoras.
A ella le gustaban las personas y había estudiado psicología para entenderlas mejor. Sin embargo, se involucraba con todas y eso es lo único que no podía permitirse. ¡Fue en ese negocio que esta mujer descubrió su vocación! Ayudar a otros, a involucrarse en su proceso, en su desarrollo como seres humanos, en su crecimiento personal y en el de todas esas personas a las que decidió invitar y ayudar a emprender.
En sólo 3 años, se estaba comprando una hermosa mansión en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Esta historia es verídica, es mi historia. Así empezó todo.
¿Miedo? Claro que tenía miedo, pero mi miedo más grande era no tener una economía propia, tener que depender de alguien.
Tuve la suerte de encontrar mi camino, mi pasión que era ayudar a otros a descubrir su sueño y salir de su zona de confort para demandar más a la vida.
Tener claro qué quieres, para qué lo haces y cómo lograrlo, es la base para cambiar el chip de lo desconocido; las aguas turbias se transforman en un área de oportunidad donde puedes poner a prueba tu curiosidad y vivir experiencias que comúnmente no buscarías.
Recuerdo algunas palabras que escuché de Steve Jobs: “Lo más importante, es tener el valor de seguir tu corazón e intuición. Ellos saben verdaderamente lo que quieres llegar a ser. Todo lo demás es secundario.”
De igual manera, las personas que te encuentres son aprendizajes que por alguna razón entraron a tu vida, pueden ser maestros u obstáculos que te van puliendo; tal y como es el carbón al diamante. Rodéate de gente que tenga valores alineados a los tuyos y estén en la misma sintonía; con el paso del tiempo, evolucionarás como ser humano. Dime con quién andas y te diré quién eres, ¿recuerdas?
Quiero mencionar que tu propósito te debe apoyar a generar ingresos para seguir logrando tus sueños. Cuando amas tu trabajo y lo que haces, el éxito es inevitable.
Tener un propósito significa ser honestos con nosotros mismos, dejar de mentirnos y conformarnos con lo que hoy podemos tener; es saber con absoluta certidumbre. Si pedimos más a la vida y nos enfocamos en nuestro desarrollo personal, en definir con exactitud nuestro sueño, las cosas que nos gusta hacer o inclusive, en las que nos dan miedo, las podemos convertir en el reto a superar. Entonces todo cobra sentido y el juego de la vida se convierte en eso, en gozar del camino, en apostar confiando en nuestras capacidades, en ganar y perder y aprender de ambas; pues es sólo apostando, confiando en nuestra intuición y en que existe un propósito para cada uno de nosotros, que logramos evolucionar.
Todo comienza a acomodarse en todos los aspectos: en el ámbito profesional, personal, económico y emocional. Vivir a plenitud es la principal motivación de tu día a día, la razón por la que te levantas cada mañana.
Tu propósito + honestidad = éxito.
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